Recopilación libros Halloween
La Bruja Brunilda. Valerie Thomas y
Korky Paul
La bruja Brunilda
vivía en una casa negra con alfombras negras, una cama negra con
sábanas negras y cuadros negros en las paredes. Incluso el cuarto de
baño era negro.
Naturalmente su
gato, también era negro. El único problema era que Brunilda no lo
veía...hasta que un día decidió utilizar un poquito de magia
negra.
La venganza de Halloween. R. L. Stine
No hay nada como Halloween.
Es la fiesta favorita de Drew Brockman. Y este año será increíble. Mucho mejor que el año pasado, o el año en que Lee y Tabby les gastaron aquella estúpida broma a ella y a su mejor amigo, Walker.
Sí, este año, Drew y Walker tienen un plan. Van a vengarse con ayuda de dos horribles calabazas linternas. Pero algo sale mal, muy mal. Las calabazas-linternas resultan demasiado escalofriantes, demasiado reales.
Tienen voces silbantes y les salen llamas del rostro.
Mis primeros relatos de miedo.
En la oscuridad de una noche tormentosa, en una casa abandonada junto a un cementerio, pueden ocurrir muchas cosas: fantasmas que aúllan en las sombras, muertos que se levantan, extraterrestres con malvadas intenciones, monstruos feroces que acosan a los ingenuos visitantes como tú...Si quieres vivir verdaderas historias de miedo, atrévete a entrar en este libro y, recuerda , jamás mires atrás.
El escarabajo de oro y otros relatos. Edgar Allan Poe.
Maestro en el manejo de elementos fantásticos, inventor de la novela policíaca, ingenioso constructor de ambientes inquietantes en los que se mueven turbadoras presencias, E. A. Poe, nos sume gradualmente en el horror inseparable del ser y nos invita a tratar de entender por qué la certeza sólo se encuentra en los sueños.
El monte de las ánimas. Gustavo Adolfo Bécquer.
"Mientras duraba el camino, Alonso narró en estos términos la prometida historia:
-Ese monte que hoy llaman de las Ánimas pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla, que así hubieran solos sabido defenderla como solos la conquistaron. Entre los caballeros de la nueva y poderosa orden y los hidalgos fermentó por algunos años, y estalló por fin, un odio profundo. Los primeros tenían acotado ese monte, donde reservaban caza abundante para satisfacer sus necesidades y contribuir a sus placeres. Los segundos determinaron organizar una gran batida en el coto, a pesar de las severas prohibiciones de los clérigos con espuelas, como llamaban a sus enemigos. Cundió la voz del reto, y nada fue parte a detener a los unos en su manía de cazar y a los otros en su empeño de estorbarlo. La proyectada expedición se llevó a cabo. No se acordaron de ellas las fieras. Antes la tendrían presente tantas madres, como arrastraron sendos lutos por sus hijos. Aquello no fue una cacería. Fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres. Los lobos, a quienes se quiso exterminar, tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey: el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte, y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse. Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales."
Si quieres saber el resto lo encontrarás en el Centro de Lectura.
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