martes, 4 de octubre de 2016

El señor de Bembibre

El señor de Bembibre. Enrique Gil y Carrasco

Todas las opiniones concuerdan en señalar unánimemente El señor de Bembibre de Enrique Gil y Carrasco, como la mejor novela histórica española. Se basan para ello no ya en caracteres propios de tal género narrativo-inspirado directamente en Walter Scott- sino en el carácter romántico que inspiró cuanto escribiera el delicado poeta del Bierzo. Enrique Gil, de vida corta envuelta en tristezas, autor de poesías aún antológicas, recogió en su obra el espíritu de un romanticismo cargado de lirismo y melancolía. Enamorado del paisaje del Bierzo y sus moradores, sencillos en vida trashumante, buscó para su novela un tema centrado en la región armada. Lo encontró en el  no menos romántico motivo de la caída y persecución de los Caballeros Templarios en el siglo XIV y su repercusión en España. Su imaginación superpuso a los hechos históricos y a la documentación erudita la verdad de los montes y los cielos, los tipos de labriegos y pastores, logrando que su novela tenga una vibración de autenticidad y vida que no se logró en ninguna otra de su género. El castillo de los Templarios de Ponferrada, el surrealista paisaje de la Medullas, las corrientes cristalinas y los agrestes bosques de esa pintoresca región española a horcajadas entre Castilla y Galicia, sirven de fondo a escenas maestras como el asalto al castillo en que su pincel costumbrista presta actualidad de reportaje al hecho de armas. 
La Historia, en esta novela a diferencia de la mayoría de las de su género se limita a un fondo y personajes y episodios surgen de la fantasía poética de Gil: el protagonista don Álvaro Yáñez, personifica las viejas virtudes de la nobleza; doña Beatriz, su enamorada, participará con él de un destino trágico. En este aspecto y en la pintura del paisaje superó largamente a su maestro Walter Scott.

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